Soy Chris Matamoros. Director, creativo y escritor mexicano. Llevo más de ocho años haciendo cine y publicidad, pero la verdad es que llevo toda mi vida contando historias.

 

Mi ópera prima es el arte de estar vivo.

​

El primer guion que escribí no se filmó, se respiró. Comenzó cuando la luz tocó mis ojos y el oxígeno me hizo gritar por primera vez. Desde entonces, me dedico a coleccionar todo lo que me hace sentir: los recuerdos, los sonidos, las voces, las emociones, las miradas, la música, los colores, los silencios, las heridas y las pasiones.

 

Crecí entre cintas de VHS y pantallas digitales, con una sensibilidad moldeada por la nostalgia de la era análoga y la velocidad de la era digital. Por eso entiendo la pausa y el vértigo, la belleza en lo imperfecto y el vértigo de lo inmediato. Esa dualidad me dio una mirada que busca lo real, lo humano, lo que no se actúa.

 

Dirigir, para mí, no es un trabajo. Es una necesidad. Una forma de habitar el mundo. Voy por la vida observando lo invisible: los suspiros antes del llanto, la risa que esconde miedo, el abrazo que dice más que mil diálogos. Improviso, estudio, analizo, siento. Busco arte donde los demás no lo ven. Lo encuentro en la fiesta, en la herida, en el beso, en la espera, en la locura, en el corazón.

 

He tenido la fortuna de dirigir campañas para marcas globales y colaborar con artistas internacionales. He rodado en Asia, Europa, Latinoamérica y rincones entrañables de México. En 2017 gané el EcoFilm, y en 2020 mi cortometraje A Walk Through India fue premiado en el Festival de Cine de Tulum. Pero más allá de los premios, lo que me mueve es dejar una huella emocional en cada plano. Que la gente sienta algo. Lo que sea, pero que lo sienta.

 

Defiendo lo que me conmueve. Combato lo que detesto: el abuso, la mentira, la indiferencia. Me convertí en la tinta que escribe mi historia segundo a segundo. Cada proyecto es una extensión de mí, un intento más de dejarle al mundo un pedazo de lo que soy, de lo que vi, de lo que imaginé.